miércoles, 23 de junio de 2010

Cuando era poeta

Cuando era poeta
las carpas del Retiro engullían,
salvajemente, cualquier cosa
que flotara en el agua. Los bares
abrían a las mismas horas
y nunca hubiéramos firmado un decreto
para que echaran la persiana.
Pilar quería dormir y vernos contentos.
Cuando era poeta
a los elefantes les dolían los padrastros
y en la cacería se olvidaba el valor
del marfil. Era una masacre de palabras.
No buscábamos tesoros
en las manos. Pronunciábamos mano.
Mano. Y siempre nos era ajena.
Nos poníamos el traje de poeta
como quien utiliza un uniforme
ocho horas al día y la profesión
no era procesión que llevar por dentro.
Cuando era poeta
escuchábamos el panal pero
las voces eran todas un nido
de abejas reina. Guardábamos los papeles
que ahora rasgo, porque prefiero ser persona.

.
Nares Montero

2 comentarios:

Jose Zúñiga dijo...

Nunca dejó de ser persona la poeta. Esa es su virtud.

Monogatari dijo...

Olé.